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lunes, 27 de abril de 2009

Socorro, de Edwin Agustín Lozada

Oh poeta, ven, te pido socorro.
Aclárame este dolor que yo siento.
Yo no sé si es azul, violeta o púrpura,
si viene, ay, de las noches perdidas,
espesas y ahogadas en el profundo
mar que atormenta mi paz temerosa,
frágil, tan inestable y angustiada,
o si viene del viento sanguinario
de la cruel verdad que me sigue espiando,
pero no se muestra y no me confiesa
lo que oculta, guarda y calla en sus ojos
negros, opacos, fríos, solitarios.

Poeta, profeta de los corazones,
mago que del caos de los sentimientos
plasmas y das vida a lo fugitivo,
a lo incomprensible y a lo confuso
con tus palabras, luciérnagas que
dan señales de vida y esperanza,
belleza y alegría, claridad
donde ha desaparecido la luz
volátil que tanto nos hace falta.
¡Poeta, consuélame con tus luciérnagas,
pequeñas estrellas, tan delicadas,
pero en mi alma, potentes como el sol!

2003

jueves, 16 de abril de 2009

Mi último adiós, de José Rizal

¡Adiós, patria adorada, región del sol querida
perla del mar de oriente, nuestro perdido Edén!
A darte voy alegre la triste mustia vida
y fuera más brillante, más fresca, más florida
también por ti la diera, la diera por tu bien

En campos de batalla, luchando con delirio
otros te dan sus vidas sin dudas, sin pesar
el sitio nada importa, ciprés, laurel o lirio
cadalso o campo abierto, combate o cruel martirio
lo mismo es si lo piden la patria y el hogar

Yo muero cuando veo que el cielo se colora
y al fin anuncia el día tras lóbrego capuz;
si grana necesitas para teñir tu aurora
vierte la sangre mía, derrámala en buen hora
y dórela un reflejo de su naciente luz.

Mis sueños cuando apenas muchacho adolescente
mis sueños cuando joven ya lleno de vigor
fueron el verte un día, joya del mar de oriente
secos los negros ojos, alta la tersa frente
sin ceño, sin arrugas, sin manchas de rubor

Ensueño de mi vida, mi ardiente vivo anhelo
¡Salud te grita el alma que pronto va a partir!
¡Salud! Ah, que es hermoso caer por darte vuelo
morir por darte vida, morir bajo tu cielo
y en tu encantada tierra la eternidad dormir

Si sobre mi sepulcro vieres brotar un día
entre la espesa yerba sencilla, humilde flor
acércala a tus labios y besa el alma mía
y sienta yo en mi frente bajo la tumba fría
de tu ternura el soplo, de tu hálito el calor

Deja a la luna verme con luz tranquila y suave
deja que el alba envíe su resplandor fugaz
deja gemir al viento con su murmullo grave
y si desciende y posa sobre mi cruz un ave
deja que el ave entone su cántico de paz

Deja que el sol, ardiendo, las lluvias evapore
y al cielo tornen puras con mi clamor en pos;
deja que un ser amigo mi fin temprano llore
y en las serenas tardes cuando por mí alguien ore
¡Ora también, oh Patria, por mi descanso a Dios!

Ora por todos cuantos murieron sin ventura
por cuantos padecieron tormentos sin igual
por nuestras pobres madres que gimen su amargura
por huérfanos y viudas, por presos en tortura
y ora por ti que veas tu redención final

Y cuando en noche oscura se envuelva el cementerio
y solos sólo muertos queden velando allí
no turbes su reposo, no turbes el misterio
tal vez acordes oigas de cítara o salterio
soy yo, querida patria, yo que te canto a ti

Y cuando ya mi tumba de todos olvidada
no tenga cruz ni piedra que marquen su lugar
deja que la are el hombre, la esparza con la azada
y mis cenizas, antes que vuelvan a la nada,
el polvo de tu alfombra que vayan a formar

Entonces nada importa me pongas en olvido
tu atmósfera, tu espacio, tus valles cruzaré
vibrante y limpia nota seré para tu oído
aroma, luz, colores, rumor, canto, gemido
constante repitiendo la esencia de mi fe

Mi patria idolatrada, dolor de mis dolores
querida Filipinas, oye el postrer adiós
ahí te dejo todo, mis padres, mis amores
voy donde no hay esclavos, verdugos ni opresores
donde la fe no mata, donde el que reina es Dios

Adiós padres y hermanos, trozos del alma mía
amigos de la infancia en el perdido hogar
dad gracias que descanso del fatigoso día
adiós dulce extranjera, mi amiga, mi alegría
adiós queridos seres, morir es descansar

1896

viernes, 20 de febrero de 2009

A España, de Rosario Dayot

Con lealtad y gratitud sincera
unida a ti por irrompible lazo
el alma filipina, en tu regazo
pone un beso de amor en tu bandera

Perdónala si evoca plañidera
de tu recuerdo el indeleble trazo
oh cuán dulce calor el de tu abrazo
para el que sufre en angustiosa espera

Mas... escucha sus votos inmarchitos.
Ni del tiempo los cursos infinitos
ni el nuevo rumbo de tutela extraña

extinguirán en tierra filipina
la fe en tu amor, la fabla cervantina
ni este grito supremo: ¡Viva España!

1922

miércoles, 18 de febrero de 2009

A España, de Flavio Zaragoza Cano

España, nación gigante
cuyo poder sin segundo
un tiempo sostuvo el mundo
con las fuerzas de un atlante.
De mi lira de diamante
hoy brotan a tu memoria
las epopeyas de gloria
que admiró muda la tierra
cuando eras diosa de guerra
y emperatriz de la historia

Nadie humilló tu grandeza
ni violó tu independencia
porque el hierro de la ciencia
fue tu escudo de nobleza.
Cuando con torpe braveza
te hirió la gálica fiera
no pudo el ave guerrera
rasgar tu rojo estandarte
¡y el astro de Bonaparte
cayó al pie de tu bandera!

Con el libro y con la espada
de hemisferio en hemisferio
tuviste bajo tu imperio
la humanidad dominada,
y la tierra conquistada
fue por tus bravas legiones
cuando al llevar tus pendones
los adalides hispanos
cruzabas los oceanos
con tus Gamas y Colones

Así cruzaste los mares
con tu enseña vencedora,
que brillaba como aurora
de amor en extraños lares.
En montañas y en hogares
en el mar y en el boscaje
te dio el mundo vasallaje
y tu le diste tus ciencias
y la flor de tu lenguaje

Tus genios como titanes
del humano pensamiento
son soles del firmamento
y en la tierra son volcanes.
Colón, Vasco y Magallanes
almas grandes y divinas
las latitudes marinas
cruzaron con brava hazaña
llevando el pendón de España
de América a Filipinas

Jamás con garra sangrienta
extendiste tu dominio
que torpe sed de exterminio
tu corazón nunca alienta.
Tu magno poder se asienta
sobre un trono duradero.
Tras el fragor del acero
desde el Mayón a los Andes
tus hijos libres y grandes
recuerdan tu amor sincero

Hoy que nuevos invasores
pretenden romper el lazo
que en estrechísimo abrazo
une tan grandes amores
tu nombre en nuestros dolores
es vida y es acicate.
Y cuando el canto del vate
haga latir nuestro pecho
con la espada del Derecho
sostendremos el combate

Nunca podrá la absorbente
fuerza de las nuevas huellas
oscurecer tus estrellas
que brillan en nuestra mente.
Escrito está en nuestra frente
tu recuerdo soberano
y al recabar del tirano
nuestra sacra independencia
lo haremos con elocuencia
en lenguaje castellano

Y aún hay almas ingratas
que olvidando tu ternura
manchan con su baba impura
el amor con que nos atas.
Mas son en tu pecho innatas
la bondad y la hidalguía
y hoy que a relucir vuelve el día
tras la noche del olvido
el pueblo de gozo henchido
te llamará: ¡Madre mía!

¡Madre, sí! Porque nos diste
con la luz del primer beso
la alborada del progreso
que en nuestras tierras pusiste.
El pueblo agobiado y triste
por sus sueños no cumplidos
con tus recuerdos queridos
hace un broquel soberano.
¡Y hablamos en castellano
para no ser absorbidos!

1923

Blasón, de Jesús Balmori

Soy un bardo indohispano. En mi pecho cristiano
mi corazón es vaso donde mezclada está
la sangre de Legazpi, el capitán hispano
con la sangre tagala de la hija del Rajah

Con el talón hundido en olas y en espumas
esperé sobre el mar el galeón español
y España, al encontrarme, besó las rojas plumas
que en mi frente temblaban como rayos de sol

Era hermosa, era buena, era plena de amores
puse a sus pies mis lanzas, mis espigas, mis flores
le di mi corazón salvaje y oriental

Y desde entonces va en mi pecho desnudo
sirviéndome de férreo y de glorioso escudo
con su idioma divino y su sangre inmortal

A Magallanes, en el cuarto centenario del descubrimiento de Filipinas, de Enrique Fernández Lumba

En vano tu recuerdo y tu nombre esclarecidos
indignas almas viles intentan olvidar
los signos de tu gloria quedaron esculpidos
en páginas eternas del libro universal

Jamás el hombre aleve podrá borrar la estela
que tus sencillas naves dejaron en el mar
el genio de la historia por tu recuerdo vela
y tu glorioso nombre los siglos guardarán

La noche del olvido no puede con sus brumas
de tu memoria egregia las luces apagar
constante el mar azota las peñas y en espumas
tan solo se convierte su furia pertinaz

No en vano con tus naves cargadas de nobleza
de todo lo sublime que Iberia pudo dar
venciste los embates del mar y su fiereza
trayendo con tu espada la cruz y la verdad

Tu gloria es como el astro que intenso resplandece
mirar tal vez no quieran su bello fulgurar
pero su clara lumbre ni muere ni decrece
y en los espacios célicos luciendo siempre está

Mi débil voz te anuncia que tu gloriosa hazaña
trayendo a Filipinas ¡a mi adorado lar!
la lengua de Castilla, la fe de aquella España
los buenos filipinos jamás olvidarán

En vano la desidia pretenderá olvidarte
que el eco de tu nombre resuena sin cesar
se oye entre las ruinas que sirven de baluarte
a un ayer glorioso que nunca cederá

lo lleva entre los labios el hijo de esta tierra
nombrar a Filipinas tu nombre es pronunciar
si el tiempo borra un día la losa que te encierra
no temas, pues tu nombre jamás se perderá

Después de cuatro siglos aún tu gloria existe
aún recuerda el pueblo tu hazaña singular
que el tiempo ni los hombres la sangre que vertiste
borrar no pueden ellos del suelo de Mactán

¡Oh insigne Magallanes, bendita tu memoria!
¡Bendito aquel instante cuando cruzaste el mar
trayendo a estas regiones un nombre y una historia
y con la cruz de Cristo la luz de la verdad!

1921

A la raza hispana, de Flavio Zaragoza Cano

I

Noble raza inmortal, raza divina
que hablas el dulce idioma de Castilla
triste y altiva, mi alma filipina
ante tu altar sagrado se arrodilla

Amo a mi patria mas el sacro rayo
de mi amor puro no es para ella sola
que si como patriota soy malayo
como poeta ¡mi alma es española!

Y lo proclamo así, sin cobardía.
Amo a España que me dio cultura.
La gratitud es flor del alma mía
y mi alma no es ingrata ni es impura

Mi amor a España Dios ha bendecido
y no es traición para mi propia tierra
porque en mi corazón que odia el olvido
si es noble y santo todo amor se encierra


II

Hoy que muchos claudican yo te canto
gran raza hispana, tu renombre eterno
vive en mi lira en medio del quebranto
con que sufrimos el dogal moderno

Si todos ya olvidaron el aroma
de tu seno prolífico y fecundo
aún quedo yo, soldado de tu idioma
para cantar tus glorias en el mundo

No soy de ese linaje de chacales
que nacidos de páramos incultos
al recibir tus besos maternales
tu dulce amor pagaron con insultos

Los que ayer te ensalzaron hoy te olvidan
¡corifeos del nuevo coloniaje!
mientras extrañas águilas anidan
en el bello jardín de tu lenguaje


III

Noble raza que sufres con grandeza
las épicas tragedias del presente
yo te amo y respeto la tristeza
que brilla en las arrugas de tu frente

Y si ayer contra ti tenido hubiera
que ir a la lucha por la patria mía
nunca hubiese manchado tu bandera
y en medio de mis triunfos ¡te amaría!

De tu amor maternal la firme esencia
no olvidará la tierra panayana
que al gritar libertad e independencia
¡siempre hablamos la lengua castellana!

Cuando te olviden todos, mi alma fuerte
pregonará tu honor de polo a polo.
Yo hablaré tu lenguaje hasta la muerte.
Si nadie te ama ya ¡te amaré solo!

1933

lunes, 16 de febrero de 2009

Díptico, de Edilberto Lazcano

I
La campana

¡Oh España de sin par ejecutoria
que a tu cabeza unciste el universo!
Del sol de tu poder radiante y terso
hoy solo queda pálida memoria.
Mas ya hundida la torre de tu historia
bajo las olas de un olvido adverso
aún repica sonora como el verso
la campana gloriosa de tu gloria.
En el templo ideal del alma humana
es tu lenguaje esa inmortal campana
y es de su voz el eco soberano
la virtud de cien pueblos diferentes
para avanzar, seguros y valientes
por la ancha vía del progreso humano



II
Ramo desgajado

No lamentes, España, tu caída
si te hirió con su hachazo el elemento.
También lograste que impregnase el viento
la rica esencia que exhaló tu herida.
Y del árbol herido de tu vida
un ramo en flor se desgajó violento
que fue rodando a merced del viento
hasta hundirse en la mar embravecida.
Pero al cogerlo Dewey de la playa
vio que era un gajo de la mar malaya
florecido de perlas peregrinas.
El que se desgajó de tu existencia
llevándose tu amor, tu fe, tu esencia
el ramo en flor: mi patria, Filipinas

1922

Melancolía, de Francisco Zaragoza

En las serenas aguas de los lagos
hay como una sutil melancolía
nostalgia de pretéritos halagos
de recuerdos...de amor...de lejanía...

Reflejan mis ensueños de otros días
como en mudos espejos delirantes,
la historia de mis ansias y alegrías...
¡el fulgor de sus ojos inquietantes!

¡No sé qué oculta relación alienta
entre mi alma y el místico paisaje
que su melancolía en mí fermenta
como un acto de extraño vasallaje!

¡Cuántas veces las aguas adormidas
en que el misterio señaló sus huellas
retrataron unidas nuestras vidas
bajo el conjuro astral de las estrellas!

Flota en el aire un halo de tristeza
que comunica un íntimo mensaje.
El alma entera se arrodilla, y reza
la oración desgarrada del paisaje

Desfilan ante mí, mudas, cansadas
las horas sin pasión y sin ternura
vacías, como antorchas apagadas
frías, como olvidada sepultura

Al contemplar el panorama incierto
que una inquietud de lobreguez reviste
se dijera la cámara de un muerto
¡eternamente desolada y triste!

Romance de la cita desdichada, de Federico Espino Licsi

Sigue el viaje de la Luna.
Sigue la secreta cita.
Mozuelo alto, moza baja y un verde rumor de brisa.
Arde el mozuelo fornido
hundido en la íntima sima
el pez de su amor cambiándose
en una rosa encendida.
Y la luna pudorosa
quiere esfumarse de prisa.
En el silencio sangriento
qué meloso es el descanso
cuando la flor se marchita.
De repente, tres mozuelos
hermanos de la mocita
con fríos cuchillos entran
en el lugar de la cita.
Es ágil la venganza
en la selva filipina
y mientras la Luna asoma
tras las nubes blanquecinas
la rosa sangra en el suelo
sin pétalos, sin espinas

Emilio Jacinto, de Zoilo J. Hilario

¡Héroe: gloria a ti! Rosas, frescas y tiernas rosas
sobre tu tumba sacra, las hadas cariñosas
amigas de bravos héroes ofrendan con amor
mientras tu amada Patria te rinde en sus altares
el suave y dulce aroma de los ricos solares
de las islas Visayas, Mindanaw y Luzón

¡Vives, patriota egregio! Trompetas y clarines
ya pregonan tu nombre en todos los confines
de este codiciado huerto del extremo oriental
y en el ara del Templo de la divina Gloria
te colocan, unánimes, la justiciera Historia
y la santa mil veces conciencia popular

¡Oh paladín que en medio del épico combate
soñaste para el pueblo, a manera de un vate
en auroras de triunfo, de libertad y redención.
Vibra tu nombre en hojas del libro de inmortales
con los de nuestros Burgos, Zamoras y Rizales
para pasmo del déspota y del hermano honor!

Fue tu amor a la patria sublime fanatismo
y en tu odio soberano contra el viejo despotismo
dieron su fuego a tu alma el Mayon y Taal.
Tu valor solo cabe en los hidalgos pechos
y en el cruento combate por los patrios derechos
fue un sol en tus palabras: ¡Sucumbir o matar!

Te hirieron en el muslo en la roja contienda
las armas defensoras de la extranjera tienda
en los campos históricos de nuestra rebelión.
Mas ¡qué importa? Te hirieron, oh héroe, dándote gloria
porque quien cae herido en honor de la Historia
se levanta después como un radiante sol!

Heredaste tu sangre del inmortal ancestro
oh héroe del Katipunan, querido hermano nuestro
sangre de Maguinoos y de invictos rajáhs.
Sus glóbulos hirvientes, hecho ya tu heroísmo
convirtiéronse en cálidas flores de patriotismo
y en constantes ensueños de eterna libertad

No fuiste solo héroe del legendario bolo
cuyas grandes hazañas se oyen de polo a polo
sino diestro soldado de la pluma también
que sabe hacer temblar a los mismos monarcas
y césares que explotan las fabulosas arcas
de los pueblos sujetos al coloniaje cruel

Fuiste también poeta, porque las dulces diosas
de nuestras selvas vírgenes y montañas hermosas
imprimieron sus besos sobre tu honrada sien.
Bebiste en bellas ánforas suaves inspiraciones
y en las notas nostálgicas de tus tristes canciones
cantabas a la patria diosa de tu querer

Ser poeta es una de esas soberanas grandezas
mucho más bellas que todas las noblezas
de aquella aristocrática Edad Medioeval
porque los dulces sabios en melódicos cantos
son tan solo en la tierra apenas unos cuantos
amados del gran Dios todo amor y bondad

Consejero sublime del inmortal e ilustre
Bonifacio de historia llena de gloria y lustre
apóstol y guerrero, trovador y escritor.
¿Qué importa si en su fosa la muerte ya te encierra?
Cual Jesucristo a Lázaro, tu idolatrada tierra
te dice: ¡resucítate! y te alzas como un dios!

¡Gloria a ti, héroe Jacinto! Rosas todas divinas
con tus hadas amigas, las almas filipinas
ponen sobre tu tumba con un sublime amor
mientras tu amada patria, al rendirte su culto
a ti que enviaste al déspota maldición e insulto
¡ratifica sus ínclitos sueños de redención!

1914

Homenaje, de Dalmacio H. Balagtás

A Salvador Rueda

Embajador poeta que vienes a esta tierra
donde flameó un dia la enseña roja y gualda
toma las galas todas que mi solaz encierra
y danos de tus rimas la perennal guirnalda

De tus gloriosos versos la prodigiosa alquimia
afianzará los vínculos de nuestra antigua alianza
que no en balde parlamos la hispana lengua eximia
y bruñó el sol nativo del quijote la lanza

No morirá en mi tierra la lengua de Castilla
la cultura española no encontrará su ocaso
las leyes del Rey Sabio tendrán vida inmortal

porque en la historia un nombre eternamente brilla
al lado de Cervantes, Molina y Garcilaso
el nombre de aquel vate, héroe y mártir: Rizal

1915

La romería de la muerte, de Manuel Bernabé

Cabizbajos, taciturnos, con espíritu cansino
inclinados, como la hoja de la mies
van descalzos mis hermanos, a la vera del camino
con la lágrima en los ojos, con la sangre en los pies.
Macilentos, cual la caña exprimida de verano
desgreñados, ojos huérfanos de luz
¡Quien los viera juraría no ver sombra de un hermano!
¡Más parecen nuevos Cristos desclavados de la cruz!

Son vencidos y caminan sin banderas
son vencidos y el azote les flagela los costados.
A su lado van las fieras
bandoleros con disfraces de soldados.
Son agudo de clarines
pantominas de grandeza, gestos ruines
alaridos de jauría, roncas voces
que los bárbaros son mas fieros que Caínes
dando vivas, dando gritos, dando coces

Y los pobres van cayendo uno a uno
como pétalos sangrientos de las ramas florecidas
la agonía del ayuno, el temblor de las heridas
rostro pálido
brazo escuálido
cuerpo inválido
frente a las hordas de Atila
que cabriolan con fulgores malsanos en la pupila

La apretada caravana en su pena se sumerge y se agobia
¿dónde el padre? ¿ y la madre ? ¿ y la hermana?
¿y la novia?
El vencido llama al cielo, pero el cielo no responde
_¿dónde han ido mis amores? ¿dónde? ¿dónde?

Paisaje filipino, de Cecilio Apóstol

El sol en ebriedad suprema el suelo muerde
porque todo en la hora canicular concuerde
ni un hálito de brisa cruza la extensa y verde
paz del campo, ni un ave en el azul se pierde

Un mango aislado eleva su centenaria fronda
junto a un punso enano de giba aguda y monda
que las hormigas alzan para que en él esconda
el nuno vigilante que por las mieses ronda

Lejos corre, seguida del crío, una potranca
un carabao lustroso en un charco se estanca
en su lomo una garza hace una nota blanca

Un río desenrosca las eses de su tripa
y asoma, allá donde su curva se disipa
las manchas trapeciales de los techos de nipa

Filipinas a España, de Manuel Bernabé

La dulce hija, postrándose de hinojos
dice a la madre, al tiempo que sus ojos
leve cendal de lágrimas empaña
_Dios ha dispuesto el término del plazo
y ya es la hora de romper el lazo
que nos unió tres siglos ¡Madre España!

¡Madre, sí, madre! Sobre mi haz tendido
va fermentando el anhelar dormido
y el germen abonado se agiganta.
La gratitud es flor del alma mía
y no muere la clásica hidalguía
do se yergue tu cruz, tres veces santa

Puede venir el águila altanera
y hundir el corvo pico en la bandera
de gualda y oro que nos da alegría.
Podrán poner a mi garganta un nudo
que aun cuando el labio se retuerza mudo
podrá gritar el alma: ¡Madre mía!

Dichoso instante aquel que vio a las olas
dialogar con las naves españolas
llevando a Limasawa a Magallanes.
De entonces a hoy, portentos mil se han visto
y es que el poder de España arraiga en Cristo
manso y sin hiel, multiplicando panes

Soberbio es tu ideal, como tu gloria.
Largos siglos ataste la victoria
al carro de tu vieja monarquia.
¿Cómo no amar tu gesta no igualada
si en las fronteras que humilló tu espada
el gran disco del sol no se ponía?

Más no es la espada omnipotente solo
la que al brillar de uno al otro polo
obró cien maravillas en el llano:
es la esencia vital de las Españas
que al invadir palacios y cabañas
prestó eficacia al ideal cristiano

Quien empuñó con varonil denuedo
en los tiempos de Lope y de Quevedo
el cetro de oro y el blasón divino.
Quien sembró fe en la individual conciencia
decoro en la mujer, que es otra herencia
luz en las mentes y oro en el camino

La que duerme arrullada por el cántico
de las ingentes olas del Atlántico
la que empujó a Colón hasta la entraña
del mundo nuevo, que copió su hechura
la que llevó a los pueblos fe y cultura
y auras de libertad... esa es España

España, la invencible soñadora
que monta Rocinantes a deshora
los toros lidia, viste la mantilla
ama la jota y al danzón se entrega
mas cuyo acero no es la hoz que siega
sino arado que pone la semilla

La patria de la vid y la verbena
que fía a la guitarra su honda pena
dominadora de la Argel moruna
la que las tierras incas civiliza
hidalgo pueblo, de otros cien nodriza
única madre que meció mi cuna

Los claustros de tus Cuevas y tus Prados
noche y día mirándose atestados
de hijos nativos, del saber amantes
hiciste héroes y armaste caballeros
y aun late en el cantar de mis troveros
la dulcísima lengua de Cervantes

¡Oh rica fabla espiritual! Simula
cordaje de una cítara que ondula
es blanca arcilla y música ese idioma
claro choque de perlas y corales
remedo de los coros celestiales
que de Dios mismo su raigambre toma

Si lloro, se unifica con el llanto
que impregna mi kundiman cuando canto
y es en la liza imprecación alerta.
Podrán hurtarme mis veneros de oro
pero al perder tan singular tesoro
es que habré sido traicionada y muerta

Rizal, Mabini, Del Rosario y Luna
son vástagos comunes. La fortuna
dejó en su frente un evangelio escrito.
Si yo les di mi maternal entraña
no empresa mía fue sino de España
fundir el alma en su troquel bendito

La Cruz de Arrechedera y Urdaneta
está en mis cielos; tabla es que sujeta
cuando zozobra, al bien. Porque a despecho
de las más encontradas ambiciones
tu religión, tu fe, tus tradiciones
han abrigo recóndito en mi pecho

En el curso del tiempo desenvuelto
tú, España, volverás. ¿Qué amor no ha vuelto
presa en la red del propio bien perdido?
Serás un ave enferma de añoranza
que va a volar cuando la noche avanza
en dirección al solitario nido

Si están ahítos de llorar tus ojos
y en otros días te causara enojos
la era de paz y de perdón se inicie.
¡Oh, qué mejor que tras la despedida
seamos como el agua en dos partida
que se torna a juntar en la planicie!

Mientras la vista atónita vislumbra
la luz de redención en la penumbra
e hijos del alma apréstanse a las lides
¡Ve, madre! Y digan valles y colinas
¡Gloria a la madre España en Filipinas!
¡Loor eterno a ti! Tú no me olvides

1913

domingo, 15 de febrero de 2009

La bandera, de Fernando María Guerrero

Corre el torrente alborotado y ciego
y el Derecho parece una quimera
pero aún hay fe, y allí donde yo llego
ha de llegar conmigo mi bandera

Es bandera muy santa. Me la dieron
hombres ya muertos de mi propia raza.
Ellos la amaron mucho y defendieron
cuando tronó el insulto o la amenaza

Y hoy la defiendo yo. No es el torrente
la fuerza superior que la derribe
esa bandera es algo omnipotente
que flota y obsesiona y siempre vive

¡Vivirá!....Si algún día de mis manos
un golpe del azar la desprendiera
en pos de mi vendrían mis hermanos
a tremolar de nuevo esa bandera

Fija en la brecha está. Ese es su puesto
allí la encontrarán otras edades
allí irán a besar su hierro enhiesto
rayos de gloria o fieras tempestades

Allí la mirarán siempre clavada
flameando al sol las esperanzas mías
vieja quizá, pero jamás hollada
jamás vendida por el bravo Elías

Y Elias es mi hermano. Su firmeza
arde en todas las almas filipinas
y satura de fe nuestra cabezas,
ya las ciñan de flores o de espinas

¿Y qué brazo mejor que el brazo hermano
para sostén de la bandera amada?
Ese la salvaría del pantano
como la salva ahora y la levanta

¡Aleémosla!....Que llegue hasta los cielos
que ondee y que restalle muy arriba
que cubra con su gloria nuestros duelos
y que mantenga la esperanza viva

Y aunque ciego el raudal se precipite
y parezca el derecho una quimera
nadie mientras la fe no se marchite
podrá decir que ha muerto esa bandera.

A la patria, de Francisco Villanueva

Hermosa patria mía, amor de mis amores
¿sabes por qué mi acento hoy se dirije a ti
y por qué el más indigno entre tus trovadores
gozoso te contempla con loco frenesí?

Es porque se anonada la ardiente fantasía
ante el recuerdo santo del poema de tu ayer
es porque sueño verte alta la frente un día
señora del Oriente, reuniendo por doquier

Entonces tu alma enseña envolverá tu suelo
tus plácidos hogares con ella se ornarán
de oro, de azul y grana se teñirá tu cielo
y oro y azul y grana tus campos mostrarán

Tus ínclitos donceles, tus vírgenes amadas
celebrarán ansiosos tu página inmortal
y temblarán tus montes, rosales, y cascadas
a los melifluos sones de tu himno nacional

Desde su trono el mundo levantará su frente
para entonar un himno, un himno en tu loor!
Gloria para la patria ya libre e independiente
que luce a cuatro vientos la enseña tricolor!

Un amor acendrado ¡oh patria! por ti siento
tuyos son mis laureles, es tuya mi ilusión
¡Libre desea verte el claro entendimiento!
¡Libre desea verte el noble corazón!

1913

A Rizal, de Juan F. Salazar

¡Salud, campeón, que en desigual batalla
por la patria luchaste cual dios-hombre!
Hoy solamente al pronunciar tu nombre
tu nombre dice lo que el labio calla

El patriótico ardor que en tu obra estalla
vibrando sin cesar al mundo asombre
en nuestra patria tu inmortal renombre
no encuentra diques, ni barreras halla

Yérguete audaz, espíritu gigante
del noble Ibarra la existencia errante
fue de tu vida encarnación y ejemplo

¡Salud, Rizal! Que no has luchado en vano...
¡Para ti en cada ser habrá un hermano
y en cada corazón un sacro templo!

1912

Que Dios le perdone al salvaje..., de Carlos Calao

Que Dios le perdone al salvaje
al pagano de Mactán
que no entendió la palabra
de Dios en el capitán
Magallanes, a quien muerte
dio por orden de Satán
el enemigo de Cristo
el ponsoñoso alacrán

El capitán Magallanes
los invitó a servir
al verdadero Dios nuestro
mas aquel régulo vil
llamado Cali Pulaco
no quiso ver ni sentir
la dádiva de la fe
y nos lo hizo morir

1614

Aunque no me digas, de Evangelina Guerrero

Yo sé que me quieres aunque no me digas
yo sé que me tienes cautiva por siempre
en las fuertes redes de tu propia vida
celeste incensario de un sueño perenne

Aunque no me digas que sin mí no vives
mi anhelo me dice que todo es verdad
que ciñen tu frente muchas flores tristes
si agobiado piensas en un despertar

Yo, ¿qué he de decirte? Te miro...y me callo
tú ya bien comprendes mis hondos silencios
la estrella hecha flor del cielo lejano
contempla en las aguas su sombra sin miedos

Deja que mi pena repose en tu pecho
como fatigada paloma viajera
a la sombra tibia del tranquilo huerto
de la paz gocemos la caricia buena

Que sea el reposo canción, serenata
mientras hilvanamos en la hora serena
los sueños maduros de épocas pasadas
que llenan de efluvios nuestras almas viejas

Aunque no me digas que piensas en mí
que toda me guardas en tu corazón
volveré al recuerdo y hallándote a ti
aunque no me digas sabré que es amor

Dos pensamientos, de José Palma

I
En esta noche sombría
¡oh patria de mis amores!
yo lloro con tus dolores
y sufro con tu agonía.
Podrá la borrasca impía
en sus ondas sepultarte
pero yo nunca olvidarte
porque mis delirios son
tenerte en mi corazón
y vivir para adorarte

II
Hoy brotan mustias del cielo
nuestras dulces alboradas
porque están ensangrentadas
las pampas de nuestro suelo.
Cuando en su versátil vuelo
el aura llega al ramaje
en su trémulo cordaje
suspira insólitas penas
y ¡ay! que es ruido de cadenas
ese ruido de follaje

1900

A la patria, de Emilio Jacinto

¡Salve oh patria que adoro, amor de mis amores
que Natura de tantos tesoros prodigó
vergel do son más suaves y gentiles las flores
donde el alba se asoma con más bellos colores
donde el poeta contempla delicias que soñó!

¡Salve oh reina de encantos, Filipinas querida
resplandeciente Venus, tierra amada y sin par
región de luz, colores, poesía, fragancias, vida
región de ricos frutos y de armonías, mecida
por la brisa y los dulces murmullos de la mar!

Preciosísima y blanca perla del mar de Oriente
edén esplendoroso de refulgente sol
yo te saludo ansioso y adoración ardiente
te rinde el alma mía, que es su deseo vehemente
verte sin amarguras, sin el yugo español

En medio de tus galas, gimes entre cadenas
la libertad lo es todo y estás sin libertad
para aliviar oh patria tu padecer, tus penas
gustoso diera toda la sangre de mis venas
durmiera como duermen tantos la eternidad

El justo inalienable derecho que te asiste
palabra vana es sólo, sarcasmo, burla cruel
la justicia es quimera para tu suerte triste
esclava y sin embargo ser reina mereciste
goces das al verdugo que en cambio te da hiel

¿Y de qué sirve ¡ay patria! triste, desventurada
que sea límpido y puro tu cielo de zafir
que tu luna se ostente con luz más argentada
de que sirve si en tanto lloras esclavizada
si cuatro siglos hace que llevas de sufrir?

¿De que sirve que cubran tus campos tantas flores
que en tus selvas se oiga al pájaro trinar
si el aire que transporta sus cantos, sus olores
en alas también lleva quejidos y clamores
que el alma sobrecogen y al hombre hacen pensar?

¿De qué sirve que, perla de virginal pureza
luzcas en tu blancura la riqueza oriental
si toda tu hermosura, si toda tu belleza
en mortíferos hierros de sin igual dureza
engastan los tiranos gozándose en tu mal?

¿De qué sirve que asombre tu exuberante suelo
produciendo sabrosos frutos y frutos mil
si al fin cuanto cobija tu esplendoroso cielo
el hispano declara que es suyo y sin recelo
su derecho proclama con insolencia vil?

Mas el silencio acaba y la senil paciencia
que la hora ya ha sonado de combatir por ti
para aplastar sin miedo, de frente, sin clemencia
la sierpe que envenena tu mísera existencia
arrastrando la muerte, nos tienes, patria, aquí.

La madre idolatrada, la esposa que adoramos
el hijo que es pedazo de nuestro corazón
por defender tu causa todo lo abandonamos
esperanzas y amores, la dicha que anhelamos
todos nuestros ensueños, toda nuestra ilusión.

Surgen de todas partes los héroes por encanto
en sacro amor ardiendo, radiantes de virtud
hasta morir no cejan, y expiran. Entre tanto
que fervientes pronuncian, patria, tu nombre santo
su último aliento exhalan deseándote salud.

Y así cual las estrellas del cielo numerosas
por ti se sacrifican mil vidas sin dolor
y al oir de los combates las cargas horrorosas
rogando porque vuelvan tus huestes victoriosas
oran niños, mujeres y ancianos con fervor

Con saña que horroriza, indecibles torturas,
_porque tanto te amaron y desearon tu bien_
cuantos mártires sufren; más en sus almas puras
te bendicen en medio de angustias y amarguras
y si les dan la muerte bendícente también

No importa que sucumban a cientos, a millones
tus hijos en lucha tremenda y desigual
y su preciosa sangre se vierta y forme mares
no importa si defienden a ti y a sus hogares
si por luchar perecen, su destino fatal

No importa que suframos destierros y prisiones
tormentos infernales con salvaje furor
ante el altar sagrado que en nuestros corazones
juntos te hemos alzado, sin mancha de pasiones
juramentos te hicieron el alma y el honor

Si al terminar la lucha con laureles de gloria
nuestra obra y sacrificios corona el triunfo al fin
las edades futuras harán de ti memoria
y reina de esplendores, sin manchas ya ni escoria
te admirarán los pueblos del mundo en el confín

Ya en tu cielo brillando el claro y nuevo día
respirando venturas, amor y libertad
de los que caído hubieren en la noche sombría
no te olvides, que aun bajo la humilde tumba fría
se sentirán felices por tu felicidad

Pero si la victoria favorece al hispano
y adversa te es la suerte en la actual ocasión
no importa: seguiremos llamándonos hermano
que habrá libertadores mientras haya tirano
la fe vivirá mientras palpite el corazón

Y la labor penosa en la calma aparente
que al huracán precede y volverá a bramar
con la tarea siguiendo más firme, más prudente
provocará otra lucha aun más tenaz y ardiente
hasta que consigamos tus lágrimas secar

¡Oh patria idolatrada, cuanto más afligida
y angustiada te vemos te amamos más y más
no pierdas la esperanza; de la profunda herida
siempre brotará sangre, mientras tengamos vida
nunca te olvidaremos: ¡jamás, jamás, jamás!

1897

El que en mi patria se muera..., de Anselmo de Jesús

El que en mi patria se muera
no tendrá en la tumba frío
que en ella hasta el cementerio
lo besa el sol con cariño

No es tan villano el hijo
que a su madre abandona
como el que de su patria
en renegar se honra

La arrogante Filipinas
es una discreta dama
a quien el harem repugna
y seduce la cabaña

Ante el bárbaro poder
de los modernos cañones
la fraternidad ha muerto
para siempre entre los hombres

1899

A nuestro señor Don Quijote de la Mancha, de Jesús Balmori

Señor de los poetas, de los desventurados
de todos los de ensueño de libertad turbados
de los que han hambre y sed de justicia en la tierra.
Señor de los esclavos, señor de las zagalas
en cuya frente baten las águilas sus alas
y en cuyo pecho España su corazón encierra

En la vida que es triste, que es llena de amargura
y que solo el amor salpica de ventura
como a ingrata doncella amante dadivoso
¿Qué corazón que suena, qué espíritu que adora
no convierte en princesa la humilde labradora
y no cree que Aldonza es la flor del Toboso?

Aún seguimos soñando castillos las posadas,
ejércitos de príncipes altivos las mesnadas
jardines encantados los páramos sin dueño.
Y en todos los instantes y en todos los caminos
todos vamos cayendo por luchar con molinos
y a todos nos destrozan las aspas del ensueño!

¿Qué sería del mundo sin el halo divino
que nos cubre lo mismo que el yelmo de Mambrino?
¿Qué sería la vida sin la dulce poesía
que ciega nuestros ojos con sus flotantes tules
para llenar el alma de límites azules
y partir con un Sancho el pan de cada dia?

¡Oh señor, ve que es cosa de gran desesperanza
salir por esos campos empuñando la lanza
a desfacer entuertos en sin igual empresa!
¡Luchar con la quimera hasta rendir los brazos
y azotarse las carnes hasta hacerlas pedazos
por romper el encanto que aduerme a una princesa!

Pero todos lo hacemos. Todos siguen de trote
no hay un hijo de España que no sea Quijote
y aunque vaya soñando, no haga el bien por doquiera.
Destrozado y herido le hallarán en la vida,
pero no habrá una herida más ideal que su herida
ni habrá estrella más alta que su noble quimera

Nada importa el que clama que su esfuerzo es locura
que es inútil su arrojo, que es fatal su aventura
¡Don Quijote discute todo eso con su lanza!
Y en tanto va ensartando malandrines follones
cargado de esperanzas, de ensueños, de visiones
por los campos del mundo avanza, avanza, avanza...

A su paso se llenan de flores los caminos
se abren todas las ventas, se callan los molinos
y aunque por todo oro lleve su sola historia
ante su porte triste, soberbio, vagabundo
el sol se para en lo alto de la frente del mundo
y como una campana de luz repica a gloria

1920

Tierra adorada, de José Palma

Tierra adorada
hija del sol de Oriente
su fuego ardiente
en ti latiendo está

Tierra de amores
del heroísmo cuna,
los invasores
no te hollarán jamás

En tu azul cielo, en tus auras
en tus montes y en tu mar
esplende y late el poema
de tu amada libertad

Tu pabellón que en las lides
la victoria iluminó
no verá nunca apagados
sus estrellas ni su sol

Tierra de dichas, de sol y amores
en tu regazo dulce es vivir
¡Es una gloria para tus hijos
cuando te ofenden por ti morir!

A España, de Adelina Gurrea

Las páginas de la historia
de ti, madre, siempre hablaron
y los poetas lanzaron
al mundo un canto de gloria
estrofas que a tu memoria
dedicó el fiero talento
en un sublime momento
en que llora el corazón
y viene la inspiración
a crear un monumento

Del esplendor del pasado
del valor de tus guerreros
celo de tus misioneros
o la industria de tu arado
habló el pensamiento alado
habló América, habló Flandes
hablaron también los Andes
y la luz esplendorosa
que emana, crece y rebosa
del cerebro de tus Grandes.…

¡Todo canta tus grandezas!
Mas de tus penas divinas
de tu corona de espinas
solo puede hablarte, España
la de los bosques de caña
mi patria, mi Filipinas

Una soledad nos baña
añorando tu regazo
tráenos el calor y el lazo
de la niñez arropada.
¡Lazo que no obliga nada
será nuestro eterno abrazo!

1918

Carta abierta a José Rizal, de Francisco Zaragoza

Desde esta mi atalaya en donde vivo
y donde veo desfilar la vida
con espantada perturbación te escribo
para enterarte de un complot suicida

El idioma que tanto has exaltado
y que amaste con tu último latido
aquel que como artista has cincelado
y como pensador, enaltecido

aquel idioma universal y santo
que tú, maestro, con amor mimaste
que tantas veces enjugó tu llanto
y en el candor del corazón guardaste

aquel de tus creaciones inmortales
que plenamente tu doctrina enlaza
que nos dio las simientes nacionales
para obtener la cohesión de raza

aquel, hecho de miel y de armonía
con que hablabas a Dios desde tu exilio
más brillante que la luz del día
y más dulce que un verso de Virgilio

que esculpe el evangelio libertario
y nos inculca el pundonor patricio
desde la nueva cruz de tu calvario
como una redención del sacrificio

idioma de divinas inflexiones
con que diste tu cántico postrero
compuesto con la unción de tus pasiones
y dúctil como arcilla de alfarero

idioma que en el Noli es luz y cumbre
que escudan la justicia y el respeto
y en el Fili la densa reciedumbre
como si fuera un bíblico decreto

idioma de sinécdoques y elipsis
que ensortijaste con genial destreza
para formar un nuevo apocalipsis
que devolviera al pueblo su grandeza

que para honrar la prez de su linaje
dio a Jaena su acento lapidario
y a Del Pilar el firme caudillaje
de ser el prodigioso panfletario

verbo que fue la rara levadura
que fermentó su haz en la conciencia
por cumplir un destino de cultura
en la historia, en las artes y en la ciencia

el verbo que, con cifras de diamante
de luz esmalta nuestra Ley Orgánica
ese verbo imperial y palpitante
que nos enlaza con la Unión Hispánica

el que trazó en nuestra frente
con unciones de amor y de confianza
y en nuestro corazón una fe ardiente
cual palpitante prenda de esperanza

Ese verbo que sobre el haz del mundo
tanta atracción ejerce en diplomacia
y es el `¡ábrete sésamo!' fecundo
de lo que implica simpatía y gracia

hoy afronta el vejamen y el quebranto
por un complot de encono y repugnancia
que dará a la memoria eterno espanto
porque es la encarnación de la ignorancia!

Ya sé, maestro, que tú, desde la altura
donde por tu virtud sin duda moras
podrás parar la trágica amargura
de esas maquinaciones vengadoras

Una turba de indignos filipinos
con rampante ignorancia de la Historia
y alevosos instintos asesinos
¡el oro quieren que se vuelva escoria!

Se dan en corromper las tradiciones
en accesos de artero vandalismo
pues es la más feroz de las traiciones
querer matar la ley del hispanismo

Es ignorar tus líricas preseas
tirar al muladar nuestros caudales
y convertir en cieno las ideas
que son, por su grandeza, universales

En nombre de la patria y la cultura
a las que al alma entera has consagrado
¡haz que despunte en esta noche oscura
el destello inmortal de ese legado!

¡Incendia los relámpagos de tu ira
para que raudos hieran y mutilen!
Y que las cuerdas de tu excelsa lira
¡execración flamígera destilen!

1985

A Hispania, de Fernando María Guerrero

Te hablo en tu lengua, mis versos
te dirán que hay un amor
que en la hecatombe pretérita
su raigambre conservó
en lo más hondo y arcano
de mi pecho. Es como flor
que han respetado celliscas
y avalanchas de pasión
flor abierta suavemente
en cumbres llenas de sol
a donde sube el espíritu
de sus quimeras en pos
para rezarte: __ ¡Oh Hispania!
¡oh dulce idioma español
el del arcipreste de Hita
el de Lope y Calderón
el de Juan Mena y Cervantes
de Pereda y de Galdós!
¡Oh dulce lengua que irradias
tu latina irisación
y encierras la amplia eufonía
de toda una selva en flor
pues eres susurro de agua
gorjeo de ave, canción
de brisa leve en las hojas
en mañanitas de sol...

En esta lengua, oh Hispania
balbuciente formuló
mi alma en los días niños
sus caprichos, su candor
y en las horas juveniles
cuando hicieron irrupción
en mi vida las primeras
exaltaciones de amor
también fue tu idioma egregio
el que sirvió a mi ilusión
y la dio plumas divinas
de mágico tornasol
para llegar hasta el fondo
de un lejano corazón
y decirle:-Ven conmigo
y dame un beso de amor

Murió este amor. En mi pecho
muerta la hoguera, restó
un puñado de cenizas
de la pasada ilusión
y al verme tan olvidado
de la mujer que me amó
para luego envenenarme
con una negra traición
cuando quise maldecirla
con mi pluma y con mi voz
llorando de pena y rabia
la maldije en español...
Y en tu idioma que es un iris
por su fulgencia y color
voy dando a todos los vientos
trozos de mi corazón
mis líricos fantaseos
mis optimismos, mi horror
por lo prosaico, y mis gritos
de protesta y rebelión
contra todas las limazas
contra el búho y el halcón
contra la sierpe asquerosa
que quiere alzarse hasta el sol
contra "chaturas estéticas"
que nos roban la emoción
contra Verres coloniales
y su dólar corruptor
y contra todos los hombres
que hacen tan fiera irrisión
del derecho de mi pueblo
a ser su único señor....

¡Oh noble Hispania! Este día
es para ti mi canción
canción que viene de lejos
como eco de antiguo amor
temblorosa, palpitante
y olorosa a tradición
para abrir sus alas cándidas
bajo el oro de aquel sol
que nos metiste en el alma
con el fuego de tu voz
y a cuya lumbre, montando
clavileños de ilusión
mi raza adoró la gloria
del bello idioma español
que parlan aún los Quijotes
de esta malaya región
donde quieren nuevos Sanchos
que parlemos en sajón.
Pero yo te hablo en tu lengua
oh Hispania, porque es su son
como música de fuente
como arrullo encantador
y como beso de vírgenes
en primaveras de amor...

1913

sábado, 14 de febrero de 2009

Las dalagas filipinas, de Claro Mayo Recto

Dalagas del terruño, el poeta os saluda
coronado de flores, de ensueño y arrebol
y por los dioses lares y por el mismo Buda
os ofrenda estas rosas, novias todas del sol

Por las manos que tienen mansedumbre de tules
por las sampagas níveas del malayo vergel
por las místicas garzas de los lagos azules
coloco en vuestras frentes esta hoja de laurel

Adoro vuestros labios, donde el sol de mi tierra
ha dejado sus besos de sátiro oriental
porque son el santuario de bellezas que encierra
el glorioso prestigio del solar de Rizal

Ojos negros, refugio de hechizos y embelesos
dolientes, langorosos, plenos de ensoñación
como noches sin luna pero con rojos besos
que vierten en el alma perfumes de ilusión

Manos sutiles como suavidades de lago
de seda que se aleja en rítmico frufrú
como el bogar quimérico de un ensueño muy vago
sobre las aguas mansas del piélago de azur

Frente color de aurora, donde bellas florecen
con aromas de cielo flores de castidad
mejillas sonrosadas, que en su gracia parecen
vírgenes de los lienzos de la pasada edad

Cabellera flotante cual selva enmarañada
que exhala dulcemente aromas de querer
ensoñación, delirio del alma enamorada
de las carnes y besos de la amada mujer

Pies finos, diminutos, de rosáceos talones
y senos que se exaltan con ferviente ansiedad
ánforas virginales con vino de ilusiones
que emborracha las almas de voluptuosidad

Talle gentil y esbelto como enhiesta palmera
donde alegres laboran las abejas su miel
con suave ritmo que los nervios exaspera
como si fuese espíritu de un viejo moscatel

Todo un conjunto armónico y grato que envidiara
la ardiente castellana y la impasible miss
la princesa que el cielo de Rusia cobijara
y la dama que siente la fiebre de París

Quien dice que no es bella la mujer filipina
que visite estas tierras de Burgos y Rizal
y verá que es más mística, más dulce y más divina
la hija de los rajáhs, la niña tropical

El castellano en Filipinas, de Jesús Balmori

Querido amigo: se trame lo que se trame
y se legisle y ore y se cante y se ame
en toda Filipinas, mientras alumbre el sol
se seguirá escribiendo y hablando en español

No hay peligro que muera el castellano idioma
sobre el tallo en que un día floreciera fecundo
el pueblo lo conserva como un precioso aroma
y con él se perfuma ante Dios y ante el mundo

Triunfará sobre el cálculo y la ruin amenaza
y se hará en nuestros labios ritmo de gloria eterno
lo defienden los hombres más aptos de la raza
y lo guardan las leyes más justas del gobierno

No existe valor patrio a su valer análogo
ni late en nuestra historia otro motivo igual
en español Mabini redactó su Decálogo
y en español cantando dio su vida Rizal

Puedo decir, henchido de orgullo soberano
que bajo el exotismo de nuestra vida extraña
en Filipinas se habla y escribe en castellano
como se escribe y se habla en España

Luciendo hasta cegar su clámide suntuaria
marchará el español bajo arcos triunfales
mientras cincele Briones su prosa lapidaria
y cante Bernabé sus versos inmortales

Es el verbo que se hace pálida luz de luna
cuando hombres y mujeres van del amor en pos
el verbo con que Recto deslumbra la tribuna
y Monseñor Guerrero habla en nombre de Dios

Es la seda primorosa con que la sampaguita
el seno de la virgen del terruño engalana
y es el santo rosario que ofrece la abuelita
cuando se hace la noche filipina y cristiana

¿Cómo vas a extinguirte, dulce idioma español?
¿Cómo vas a dejarnos, romancero de amores?
¡Si has de morir será cuando se muera el sol
cuando no queden pájaros ni mujeres ni flores!

Cuando la voz de Cronos con acento apagado
resuene señalando una nación en ruinas:
¡Aquí existió un país florido y encantado
que en honor de Felipe se llamó Filipinas!

1939